miércoles, 21 de diciembre de 2011

Feliz día de Rumi

Hoy el mundo de los Sufis está de fiesta, porque todo 17 de diciembre desde hace siete siglos se celebra la Danza de Sama, en honor al Guerrero Espiritual y Sabio Jalaludin Rumi.

 Quizás por eso, estamos bajo unas palmeras en el mar menor, en la playa Carrión a las 17.30 de la tarde, donde María, David y yo, vamos a participar, los tres, y por primera vez, en nuestra primera carrera popular, en este caso, son 8 km.

Es la primera vez que vivimos el ambiente festivo de una carrera popular, por todas partes, gente bien ataviada para la ocasión, zapatillas de deporte, trajes para el frío, ipod bien colocados en su soporte, en el brazo… Gente estirando, ciertos nervios y excitación en el ambiente.

David está con unos cuantos amigos de Atletismo, y se le ve inquieto y decidido, aunque le aconsejo no acelerarse, porque ocho kilómetros, dan para mucho, el dice que va a intentar ganar, en su categoría, le veo con cara de estrategia, pero decidido a darlo todo.

María, muestra muchas dudas y me dice que no quiere quedar la última, que mejor se va para casa, se ve tanta gente bien pertrechada y puesta, que nos parece que nosotros vamos un poco de estar por casa. Yo le animo a no dejarse intimidar y que lo importante es acabar la carrera,

Por mi parte, también estoy siendo absorbido por el ambiente y conozco mi capacidad para no moderarme, así que trato de aplicarme el cuento que le suelto a David, y no quemarme en el primer kilómetro.
Llegó el momento…


Pistoletazo de salida y toda la masa a correr. Conozco muy bien el escenario, esta mañana misma ya me hice diez km. Aquí mismo, antes de ayer 14, el anterior 18… No me impone la distancia, pero ahora es diferente, es una carrera y hay que darle velocidad…
Quedo con María que ¡adelante!, y que a por todas, cada uno en su categoría, es una forma de medir el avance en el entrenamiento…

Voy pasando a los diferentes grupos y me coloco poco a poco en el segundo grupo de cabeza, el primero es inalcanzable, son los profesionales, auténticas liebres…
A los tres km, alcanzo a David y me quedo corriendo a su ritmo. Cuando veo que está un poco ahogado, le animo con la postura correcta, el ritmo, la relajación, así vamos un rato juntos y pasamos a algunos corredores.

De repente me aparece un dolor de espalda en las dorsales y me doy cuenta de que estoy forzando un poco la máquina, llego a temer, que esto me puede boicotear, pero me dedico a mejorar la postura y relajarme, ajustar el ritmo respiratorio y pensar en Rumi…

Me distancio de David y lo dejo atrás, voy adelantando a algunos corredores y corredoras que me parecen muy profesionales. Inclino el cuerpo, me dejo caer y acelero.

Llego a la otra punta y mitad de la carrera (4km.) me ponen la pulsera de control y regreso al mismo ritmo.
Ahora voy observando a los que van por detrás de mí, son bastantes, eso me anima, voy a buen ritmo. Saludo a David, a María, que ahí va, con muchas ganas, no es la última, ni mucho menos…

Me pasan algunos corredores, los aprovecho para engancharme a su ritmo y acelerar un poco. Dejo de preocuparme por los que me persiguen e inicio la persecutoria. Mi reto, está en los de adelante… Trato de alcanzarlos, consigo pasar a algunos, que ya están cansados, se han quemado… Pero a otros no consigo acercarme ni reducir la distancia.

Voy muy por encima de lo habitual… Empiezo a sentir los síntomas de agotamiento, pero es aquí donde entra en juego el entreno de las últimas semanas y meses… Relajarse, regular la postura, buscar el equilibrio, contar, mantener el ritmo y recuperarse, sin aflojar.

 Estoy en una tirada larga, se que aún me faltan tres km. Me doy cuenta que la carrera ya esta jugada, si no aflojo, estoy a bastante distancia del grupo que me persigue y no puedo alcanzar ya al que va en cabeza, solo mantenerme en el ritmo y no bajarlo, a pesar de que voy sobrepasado.

 Por fin llegando a la meta, trato de regularme y no llegar “matado”, dejo el dorsal (358) acordándome que su número es el de la Torre del Tarot (Suma 16), y que el ego ha corrido por mí.

 Llega un poco después David, agotado, pero entero, y un poco más tarde María, mucho antes de lo que pensaba y con mucha gente detrás de ella.

Mientras nos recuperamos con las bebidas isotónicas, y una barrita energética… Comentamos la jugada. María me cuenta que en gran parte del recorrido ha ido sola, y que ha competido con una alumna de Yug-do, que se encontró en la línea de salida, y que es habitual en estas carreras.

Le ha hecho una persecutoria tremenda, ha intentado rebasarla, pero María mantuvo y aumentó aún el ritmo, al final la amiga se quedó atrás… Y María se quemó un poco… Pero ahí está… Su primera carrera, como la mía, desde que iba a la escuela primaria.

El ambiente ahora es eufórico, la gente comenta, ríe, y aunque todos están agotados, las endorfinas flotan en el ambiente.
María me dice si nos vamos ya, que hace frío… pero le digo que hay que esperar a las clasificaciones…

Por fin suena el megáfono, “Alevines”, “Seniors”, “Masculino”. “Femenino” María y yo saltamos de alegría cuando llaman a David Iborra para el tercer puesto en el podio, en su categoría… Así que ahí está David, levantando su copa, en su primera carrera en serio… Sus amigos le aplauden y sus padres saltan…

Luego viene la categoría femenina de veteranos, tercer lugar, segundo lugar y ¡Primer lugar! Para ¡¡María Arrabal!!

María no se lo puede creer, ahora David y yo saltamos, gritamos y aplaudimos a la vez… Ella arriba del podio, sonriendo, con su cacho de Copa al aire… El primer lugar en su categoría, en su primera carrera…
Un italiano, que se da cuenta que es mi esposa, no para de felicitarme… ¡Molto brava! ¡Molto brava!

Bueno, a mi no me tocó copa, en mi categoría, había gente de diez años menos y bien entrenados, pero mi copa, no podía ser mejor… Participamos en familia y en nuestra familia, con toda la gente que había, nos llevamos dos copas… ¡Euforia pura!

¡Yug-do arriba! ¡Nuestro Cinturón Blanco femenino arriba! David ¡Arriba!

Estamos dando un ejemplo de vida deportista y sana, y eso es lo que cuenta…
Lorena cuando llegamos, ya se ha decido a venir a la próxima, es que el entusiasmo ¡engancha!

Son las seis de la mañana del domingo, el mismo escenario que ayer bullía de gente, hoy está completamente vacío, es aún de noche, corro uno tras uno catorce km. Más…

El trabajo de fondo es solitario, sin escusas, superarse es TRABAJAR más duro… ¡Estamos en ello!

Feliz día de todos los poetas, de Rumi… ¡El corredor de las estrellas!



Un abrazo y Que tengan una NAVIDAD, diferente.
Antonio Iborra